Como ya vimos en algunos ejemplos originales y recientemente en la campaña de Feria de Cruzcampo, no basta con irrumpir en la realidad usando el guerrilla marketing, sino que es necesaria una creatividad y genialidad que lleguen a sorprender al público. Además de esto, es importante focalizar el target y sorprenderlo en su entorno o en el entorno que rodea al producto.
Es por ello que un interesante escenario de guerrilla marketing son los aeropuertos, lugares de paso obligado para millones de viajeros cada día. Cualquier lugar del aeropuerto puede servir de base para una campaña de guerrilla marketing, aunque hay uno que destaca por las innumerables posibilidades que ofrece y la concentración de miradas que atrae: la cinta de recogida del equipaje.
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La frialdad de los aeropuertos se une en este punto con la odiosa experiencia de esperar las maletas, con el temor añadido (y creciente por minutos) de que nuestra maleta se haya perdido y no aparezca nunca por la boca de la cinta transportadora. Conseguir sorprender al público y hacerle esbozar una sonrisa en este 'lugar hostil' de los aeropuertos puede sumar más de un punto al valor de una marca.
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