En los últimos días se ha abierto un verdadero debate en las plazas de Sevilla con motivo de la última campaña de guerrilla marketing de la marca Cruzcampo. La cervecera de origen hispalense ha inundado la ciudad de falsos repartidores de cerveza después de haber customizado las bicis del popular servicio de Sevici cambiando los cestos por las clásicas cajas rojas de los botellines de Cruzcampo.
La original idea continua con la campaña 'Somos Sur' con la que Cruzcampo viene reivindicando en los últimos tiempos el particular carácter y la cultura andaluzas. Con eslóganes como 'Tu lado Sur te pide bici' o 'Tu lado Sur solo emite buen rollo' Cruzcampo apuesta por un posicionamiento acorde con la nueva mentalidad práctica y ecológica que Sevilla ha abanderado gracias al servicio de alquiler de bicicletas.
Sin embargo, no todos lo han querido ver así, y desde Facua se ha exigido la eliminación de esta publicidad de las bicicletas que, según dicen, convierte a los usuarios de Sevici en "hombres-anuncio" además de incumplir la ley al anunciar bebidas alcoholicas en actividades relacionadas con el deporte y usadas por menores. La chispa de la denuncia de Facua ha bastado para que la ciudad se divida en dos bandos: los defensores de las bicis tradicionales y los que aprecian la originalidad de la campaña publicitaria.
En mi opinión, la denuncia de Facua es una denuncia completamente sin fundamentos y que puede provocar la desacreditación de esta entidad que vela siempre por los derechos de los consumidores.
Dejando a un lado el patrocinio de Cruzcampo a la selección española durante el pasado Mundial de Sudáfrica o los beneficios sobre la salud demostrados del consumo moderado de cerveza, la denuncia de Facua pierde su base en cuanto el servicio de bicicletas de Sevici no nace en ningún momento como una actividad deportiva sino como un medio de transporte de corta distancia ecológico, económico y veloz.
El hecho de que las bicicletas se puedan coger en una estación y entregar en otra, o que se puedan usar gratuitamente durante una hora para desplazarse (tiempo máximo para un desplazamiento en Sevilla), indica claramente su carácter de servicio de transporte público como lo puede ser el taxi o el autobús. Llegamos aquí al segundo punto de la denuncia de Facua: alcohol y menores. Tanto los taxis como los autobuses se financian con publicidad, en numerosas ocasiones de bebidas alcohólicas y entre las que se incluye la misma Cruzcampo, como vimos durante la pasada Feria de Abril en la que a nadie le pareció mal que los menores pudieran esperar el autobús en una parada-caseta patrocinada por Cruzcampo.
Por último, convertirse en hombres-anuncio no creo que sea exclusivo ni una novedad de esta campaña de Cruzcampo en Sevici, ya que no solo vivimos rodeados de publicidad, llevamos las marcas impresas en las camisetas y, como decíamos anteriormente, subimos a autobuses convertidos en verdaderos anuncios rodantes. La publicidad es necesaria para financiar estos servicios, especialmente el de Sevici, ya que la cuota anual de 25 euros no cubre ni por asomo el mantenimiento de esta eficiente red de bicicletas. No creo que ni el mensaje de Cruzcampo ni la campaña sea negativos ni humillantes para nadie, y sí ayuda a financiar y mantener incluso en tiempos de crisis precios irrisorios en un servicio público.
Sobre la mayor capacidad o menos de las cajas de Cruzcampo como cestos para bici creo que es el mayor error de esta campaña de guerrilla marketing, que ha instalado las cajas de cerveza tal cual, con los espacios para las botellas, sin pensar en crear una versión vacía para la campaña que permitiera una mayor capacidad en su funció como cestos de bicicleta.
En general, la campaña de Cruzcampo ha sido una vez más que acertada, vuelve a exaltar la cultura del 'sur' y no hace sino respaldar el liderazgo pionero que Sevilla está protagonizando a nivel nacional en el uso de la bicicleta como transporte para la ciudad. Gane o pierda Facua en su petición de retirar la campaña, Cruzcampo ya ha ganado mucho más de lo que esperaba estando en boca de todos y también Sevilla sumándose al carro del marketing de guerrilla.
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